El documento ofrece corresponsabilización de los médicos y medidas concretas para salvaguardar el SNS
El informe «Profesión Médica y Reforma Sanitaria», firmado por 10 expertos de reconocido prestigio que engloban a todos los ámbitos de representación profesional, y auspiciado por la OMC, abre la posibilidad de un análisis para el debate al tiempo que ofrece un conjunto de propuestas concretas, respetando los posicionamientos aprobados por la Asamblea General de la OMC de los últimos años en cuanto a necesidades del SNS.
Como portavoz de los 10 autores firmantes del documento, el doctor Ricard Gutiérrez, presentó ante los medios de comunicación congregados en la sede de la OMC, las grandes líneas del informe desde una vertiente política, de gestión, y de la profesión médica, a partir de una serie de consideraciones generales. En primer lugar, señaló que el documento, en su conjunto, está impregnado de una oferta de corresponsabilización de los médicos ante esta situación de crisis que vive nuestro sistema sanitario. En él, además, se ofrecen medidas concretas ante la situación actual. En tercer lugar, como indicó el doctor Gutiérrez, se trata de conseguir el objetivo de salvaguardar el Sistema Nacional de Salud.
Desde la vertiente política del documento, recordó en primer lugar que nuestro SNS es fruto de un gran consenso político y ciudadano de muchos años, con el esfuerzo de mucha gente y de colores políticos muy diferentes. Sin embargo, «este gran consenso político y social se quiebra a partir del R.D. 16/2012 de 20 de abril, fundamentalmente, en cuanto al concepto de la pérdida de la universalidad y del concepto de ciudadanía sanitaria, que nos preocupa», recordando que los dos grandes pilares del SNS son la financiación vía impuestos y la cobertura universal a todos los ciudadanos por el hecho de ser ciudadanos. «Ahora volvemos a oír ciertas terminologías periclitadas de asegurado y beneficiario».
Respecto a la financiación del sistema, el doctor Gutiérrez remarcó la necesidad de una «financiación realista y finalista», ante la infrapresupuestación crónica de los últimos años, en casi todos los gobiernos autonómicos. En el documento se insta a poner fin a esta situación con unos presupuestos reales y finalista para la Sanidad.
En el informe se insiste, además, en la necesidad de un gran pacto político para mantener el SNS, y, también en acabar con «culturas de Gobierno, que durante años han impregnado los diferentes gobiernos que hemos tenido de todos los colores, sustentadas en la autocomplacencia y negación de los problemas».
Otro importante punto destacado por el doctor Gutiérrez fue la necesidad de «terminar con la desconfianza histórica que han tenido todos los gobiernos de este país con la profesión médica, ya hayan sido gobiernos socialdemócratas o liberal-conservadores». Es por ello que el documento, ligado a la oferta de corresponsabilización, cree imprescindible que se restablezca esta confianza con la profesión médica.
En el plano de la gestión, se insiste en la «necesaria profesionalización de los directivos del SNS», suprimiendo la excesiva politización que impregna la gestión actual y distinguiéndose claramente el campo de actuación de políticos y gestores «no se puede politizar la gestión ni «gestionizar» la política. En este terreno, y pese a los avances en los últimos 30 años, el doctor Gutiérrez considera que queda mucha labor por hacer en cuanto a la profesionalización de los directivos de la gestión.
Por otra parte, se observa un infradesarrollo de la gestión clínica y de la integración asistencial en este país, partiéndose de que la gestión clínica es la base de la gestión, que no es otra que la que hace el médico en su puesto de trabajo ya sea en Primaria o en el Hospital. Por tanto, como señaló, «hasta que no consigamos impregnar de gestión clínica tanto el sistema sanitario como a sus profesionales será difícil avanzar», subrayó el doctor Gutiérrez.
Otra de las apuestas del documento, en este apartado de gestión, es la creación de organismos independientes de la Administración, sobre todo en estos momentos de crisis, «para decidir sobre qué inversiones y prestaciones son las más necesarias y convenientes, cuáles nos podemos permitir, cuáles podemos introducir y cuáles dejamos de ofrecer, todo lo cual gira en torno al concepto de desinversión».
Estos organismos independientes también son de utilidad a la hora de evaluar procesos y resultados, «para que el sistema sea transparente y podamos comparar, de acuerdo con el término anglosajón de accountability, asociado a ofrecer explicación sobre los resultados y con la transparencia del sistema».
El doctor Gutiérrez también se refirió a la necesaria reorientación de la atención sanitaria hacia el paciente que predomina en el conjunto del sistema tanto en Primaria como en el Hospital, cuyo perfil es de un paciente mayor, crónico, frágil, pluripatológico, polimedicado,…. En este sentido, abogó por una reorientación en los distintos niveles asistenciales hacia este tipo de pacientes.
Otra de las apuestas del documento, dentro del área de gestión, pasa por la promoción de fórmulas de autogestión médica, que incluyan responsabilidad y compromiso por parte de los profesionales, tanto en Atención Primaria como en los Hospitales, sobre las que se incidió durante su presentación. Citó como ejemplo de estas fórmulas de autogestión médica las Entidades de Base Asociativa (EBA»s), en las que un grupo de médicos se constituye como cooperativa o como sociedad limitada, y son responsables de la atención sanitaria de una población determinada a partir del presupuesto traspasado de su servicio regional de salud, asumiendo responsabilidad, compromiso y riesgo. También pueden servir otro tipo de fórmulas en las que predomine la autogestión médica impregnada de responsabilidad de compromiso por parte de los médicos.
En el apartado de profesión médica, el documento reconoce y hace explícita la excesiva fragmentación, tecnificación e, incluso, deshumanización, en ocasiones, de la práctica médica en estos momentos, y pone sobre la mesa la necesaria reflexión al respecto.
En este apartado se apuesta respecto a la formación de los futuros médicos por que en la curricula de los estudiantes se introduzcan, entre otras, dos materias fundamentales, una ligada a la gestión clínica, y relativa al establecimiento de unas bases en economía de la salud, de conceptos de gestión que el futuro médico necesita. Por otra parte, se aboga por la introducción de la bioética para el necesario ejercicio profesional y profesionalismo del siglo XXI que estamos viviendo y que se basa fundamentalmente, como recordó el doctor Gutiérrez, en unos principios éticos.
En relación a la formación de postgrado, se apuesta claramente por la troncalidad. «Pensamos que la troncalidad puede ayudar, pese a los problemas que pueda plantear, a avanzar en el SNS», afirmó el doctor Gutiérrez.
En cuanto a las futuras necesidades de médicos, el documento llama la atención sobre una serie de aspectos. Por una parte, se recomienda tener en cuenta el número de Facultades de Medicina existentes en nuestro país, teniendo en cuenta que «hay demasiadas en la actualidad». Además, se recomienda tener en cuenta el papel que ha de tener el médico de A.P., así como la necesaria redefinición de competencias profesionales que, a corto o medio plazo, se tendrá que plantear en este país. En este sentido, incidió en el «cada vez mayor divorcio entre la Universidad y el SNS, con un cada vez más palpable alejamiento entre el tipo de profesional que se forma y el que realmente requiere el sistema sanitario». El doctor Gutiérrez considera que «esto no es bueno ni para la Universidad que los forma ni para el sistema sanitario que después los emplea y los necesita».
Finalmente, en el documento hay una apuesta clara por el papel responsable que tiene que tener el ciudadano. «En momentos de crisis hemos de dar poder al ciudadano, lo que se llama el «empoderamiento del ciudadano». «Es necesario que tengamos un ciudadano lo más corresponsable posible para ayudar a mantener nuestro sistema sanitario».
LA REFORMA COMO RETO
En la rueda de prensa, el doctor Conde Olasagasti, jefe de Nefrología del Hospital Virgen de la Salud de Toledo, vaticinó que ninguna propuesta de reforma tendrá futuro si no se comparte con el gestor fundamental del gasto, que es el médico», por lo que aboga por transferir parte del riesgo y la corresponsabilidad a los profesionales.
José Ramón Repullo, jefe del Departamento de Planificación y Economía de la Salud de la Escuela Nacional de Sanidad, señaló que «a diferencia de otras épocas, en el genoma de la profesión médica está fuertemente internalizada la defensa de un sistema de salud universal y de calidad». Bajo esas características, considera que la profesión médica se ha convertido en un agente muy activo de cambio y que concita un alto nivel de coalición con los pacientes y con los demás agentes sociales». A su juicio, el núcleo del documento «combina el reto de cambiar las formas de organización de la provisión orientadas a la autonomía profesional y el profesionalismo, y dar respuesta a una aspiración de la población española como es el de garantizar un sistema de salud suficiente y razonablemente equilibrado».
Rogelio Altisent, director de la Cátedra de Profesionalismo y Ética Clínica de la Universidad de Zaragoza, explicó que el documento hace una apuesta directa y clara hacia una tercera vía, que es la de la autogestión profesional, ante el actual conflicto planteado entre la privatización y dejar las cosas como están. «Los autores tienen claro que tan grave es dejar el sistema en manos de los fondos de inversión como no hacer nada, ambos caminos llevan al precipicio». Además, indicó, «se hace una llamada a la introducción del profesionalismo que va a exigir una revolución en la formación médica a partir de la introducción de valores como la justicia y la eficiencia. La mayoría de la ciudadanía considera al SNS una joya, lo que ocurre es que estamos a punto de llevarla al Monte de Piedad».
Julio Mayol, jefe de Sección de Cirugía Digestiva del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, considera que «hay que cambiar el sistema, que se ha organizado hasta ahora en función de la actividad, hacia otro sistema y ejercicio de la práctica profesional orientada hacia el valor para el paciente, dado que lo importante es dar la mejor asistencia sanitaria por cada euro que invertimos».
Enrique Castellón, vicepresidente del Colegio de Médicos de La Coruña, percibe una situación tanto del país, en general, como de la Sanidad, en particular, «mala», lo que se exige reformas en profundidad incluso de tipo institucional en el país, es una opinión cada vez más generalizada. «A la Sanidad lo que le falta es más profesión médica y le sobra politización», en su opinión.
La solución, para Castellón, pasa por «un pacto político que libere toda la potencialidad que tiene el sistema que es mucha, además de liderazgo médico», todo ello, a su juicio, «en un contexto impregnado de transparencia, asignación de responsabilidades y rendición de cuentas».
Francisco Hernansanz, médico de Atención Primaria, aboga por favorecer la autoorganización de los profesionales dentro de la consulta. «Hay profesionales implicados, aunque había más hace unos años. No obstante, teme que «en la situación actual de crisis sea más difícil motivar a un profesional que tiene que poner dinero para llevar a cabo este modelo de autorganización dentro de la consulta».